"Bueno, pasados un par de días y bastante de los dolores residuales en las patas y el cuello, me atrevo a escribir unas pocas líneas.

Las primeras de agradecimiento a Dani, Alberto, Alvaro, Javi, Paco, Pablo, y el resto del equipo que me empujó en los metros finales. También a los que sin estar en Donostia me fueron acompañando durante toda la carrera dándome ánimos y fuerzas. Todos y todas ellos y ellas culpables de que logrará terminar mi tercer maratón.

Maratón a la que acudía con el mayor número de kilómetros y a mejores ritmos de los que había entrenado nunca para ninguna de las anteriores. Así que, con mucho respeto, pero dispuesto a "merendarme" esta maratón y conseguir bajar del límite de 4 horas. Esa era la esperanza. El objetivo, sin más, llegar a meta con la dignidad suficiente como para entrar sonriendo.

El objetivo, cumplido. La esperanza, se me perdió en el kilómetro 30. Justo a la salida del barrio de Gros. En lugar de un puente para cruzar el Urumea, me encontré una muralla que convierte en pequeña a la famosa Muralla China.

Sin más, parecía haberme dejado las piernas perdidas en alguna calle de Gros. No iban conmigo.

¿el catarro y la fiebre de los días anteriores, el entreno no adecuado,...? Quién sabe.

Es cierto que hasta el kilómetro 10 no empecé a correr a gusto, y también que iba buscando un dolor en algún lugar del cuerpo para que fuera la excusa perfecta para retirarme. No lo encontré y seguí adelante. Los siguientes 20 fueron bastante bien, pero llegó el 30 y...

Por fin, kilómetro 41 Alberto y Alvaro animando. Menos mal. Creía que no llegaba. Empiezo a ver la puerta de salida del infierno. Y en meta, el gran Dani esperando muerto de frío pero dispuesto a animar. Se acabo el sufrimiento. Sonrisa en meta... por supuesto. Siempre.

La conclusión es que lo terminé, en mi peor tiempo, con un sabor más agrio que dulce, y con rabia. Pero acabado. Y como dice el sabio Kaiser, una maratón es una maratón.

Da rabia que las cosas no salgan tal cómo las planeas, pero eso es algo que habrá que ir planificando también. Y que una maratón no se la puede merendar uno así como así por muy preparado que se crea llegar, también. El que se convirtió en "bokata" fui yo.

Menos mal que luego siempre viene la buena compañía y la sana tarea de hacer planes, como decía Pablo, entre barricas de sidra.

Planes que habrá que ir dando forma.

En fin. Que ya he empezado a mirar cual será el próximo "infierno". Aunque parezca mentira.
Salud y... nos vemos."

Si quieres FELICITAR y dar MUCHOS ÁNIMOS a Pedro simplemente tienes que entrar en el tema: MARATÓN SAN SEBASTIÁN 2014

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