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Challenge Copenhagen 2011


Josu cumple el sueño de cruzar la línea de meta en el Iron Man de Copenague.

Y lo hace de la mejor de las maneras: en familia.



Un triatlón olimpico y tres pruebas de media distancia... y a por el Ironman. Josu cogió la autocaravana y a sus chicas, y plantó cara a su sueño en Copenaghe hace apenas 3 semanas. Irati le acompaño participando en el triatlón junior.¡Enhorabuena a Josu y a toda la familia!

 

El propio Josu nos lo cuenta. Gracias por las fotos y por compartir con nosotros una experiencia tan personal!

Bueno, como Alberto me está insistiendo con la crónica y me ha amenazado con echarme del club, voy a intentar resumir todas las vivencias de este día tan largo.

Todo empezó viendo el Campeonato de Europa de larga distancia en julio del año pasado en Vitoria. Estuve viendo la llegada y dije, “coño que chulo parece esto”. Un par de meses después participé en un triatlón olímpico. En ese momento, mis aspiraciones eran esas, en ningún momento pensaba en hacer algo más largo. Como parecía que iba a ser algo puntual y no tenía bici de carretera, lo hice con la bici de montaña y mi amigo Gorka me dejó su neopreno. Había nadado algo, andado un poco en bici de montaña, y sí que había corrido bastante, ya que a finales de septiembre hice el maratón de Berlín. Después de esto, me calenté y me apunte al medio Ironman de Calella a finales de mayo, pero como en San Prudencio nos fuimos unos días a Fuerteventura, donde “casualmente” había otro medio Ironman, hice Fuerteventura en abril, Calella en mayo y finalmente Vitoria en julio.
Ya desde que hice el primer medio Ironman en abril y terminé “bien”, me rondaba por la cabeza la idea de hacer un Ironman, pero me parecía una bestialidad. Viendo que iba a hacer estas pruebas, en febrero me compré una bici de carretera (me parecía un poco “heavy” hacer un medio Ironman con la de monte…). El segundo día que salí con ella, hice 3 horas con mi amigo “El Frutas” y descubrí varias cosas que hasta ese momento no había vivido con la bici de montaña. La primera de ellas fue el viento (en el monte no te das cuenta), y la segunda, que la bici de carretera te vacía. A diferencia de la de monte, en la que subes, bajas, abres una verja, la cierras, paras en un alto, etc, la bici de carretera implica un pedaleo constante que te va vaciando. Este día que comento, era un viernes por la tarde y según llegué a casa sobre las 7, me merendé 3 platos de alubias con un par de vasos de vino, 2 plátanos, yogures y todo lo que pillaba... Si en ese momento alguien me dice que iba a ser capaz unos meses después, de meterme otras 3 horas más de bici y un maratón, después de haber nadado casi 4 kilómetros, le digo que es imposible.
Quiero con esto decir, que si alguien se está planteando un reto de estos pero le parece una salvajada, sinceramente, creo que lo es. Pero también pienso que con sacrificio, disciplina y una familia que te apoye (esto es lo más importante), podemos conseguir retos que a priori nos pueden parecer inalcanzables.

En cuanto al entrenamiento, realmente no sé cuando lo empecé. Por mis obligaciones laborales y familiares (tengo 2 niñas de 11 y 8 años), he intentado madrugar a tope y sacrificar lo mínimo posible la familia y el trabajo.

En septiembre de 2.010 corrí el maratón de Berlín, luego la Behobia, la media de Vitoria y luego más o menos seguí corriendo 2 días a la semana y a partir de marzo 3. No he corrido más de 3 días por semana ni he hecho tiradas de más de 1 h 30 m. Sólo un día hice 2 h y otro 1 h 45 m. Lo demás, salidas de entre 1 h y 1 h 30 m 3 días por semana. En cuanto a la natación, he nadado 3 días por semana. Los lunes, miércoles y viernes, a las 6:15 arriba, un pequeño desayuno y a las 7 en la puerta del estadio para nadar aproximadamente una hora (algunos días más, otros menos). Y en cuanto a la bici, que es lo más complicado, ya que se necesita más tiempo (sobre todo cuando tocan las tiradas largas), he salido los viernes a partir de las 3 de la tarde y los domingos de 7 a 10 de la mañana. En junio y julio, que anochecía más tarde, he podido hacer un par de horas algún día entre semana de 7 a 9.

No me ha entrenado nadie, ni he seguido ningún programa de entrenamiento. He intentado hacer 3 sesiones de cada disciplina a la semana. Había días que por motivos de trabajo no podía, así que lo tenía que recuperar al día siguiente o el fin de semana. He intentado cumplirlo a rajatabla y por suerte las lesiones y las enfermedades me han respetado para no saltármelo. No he hecho series ni un solo día y probablemente me haya equivocado en cosas, pero el objetivo de entrenamiento que me fijé, lo he cumplido.
En cuanto a la alimentación, siempre me gusta comer de todo, pero en general limpio. He evitado las grasas, salsas y todo eso, con hidratos a tope y sin privarme de alguna cervecita, salvo los últimos 15 días que intenté ser muy riguroso. En cuanto a la alimentación en carrera, he entrenado con los mismos geles y barritas que daban durante la prueba (high 5) y siempre me había ido bien (de hecho los 3 medios Ironman que hice me había ido bien). Había hecho salidas en bici de 6 horas y con barritas y geles iba bien.
Bueno, pues después de tanto entrenamiento, alimentación, etc, mi peso habitual (haciendo deporte con regularidad) de 75 kg (mido 1’80m) se ha quedado en 70 y mis pulsaciones en reposo han bajado de 40. Hoy, 15 días después del Ironman, creo que las cervezas que me he tomado y un reposo absoluto, me han ayudado a estar ya más cerca de los 75 que de los 70.

En cuanto a la prueba, se celebraba el día 14 de agosto en Copenhague, así que “convencí” a mis 3 chicas para cogernos la autocaravana e irnos hasta allí (en agosto siempre solemos irnos por Europa, así que les pareció bien). Salimos el sábado 30 de julio, parando algunos días en Las Landas, visitando Brujas, Amsterdam,… y llegar el día 11 a Copenhague.

Pero había que seguir entrenando… No podía tirar por la borda todo el entrenamiento por no organizarme las 2 últimas semanas. Así que he nadado en playas, lagos, piscinas municipales y lo que fuera total de cumplir el planing. Como anécdota, le contaba a Alberto que pasamos un día en Eurodisney, y ese día me tocaba bici. ¿A qué hora abren el parque? A las 10. Pues muy bien Josu, te coges la bici y de 7 de la mañana a 10, te haces las 3 horas que te tocan hoy. No veas cómo me miraba el de la entrada del parque cuando llegué a las 10 y me salté toda la caravana que había en el peaje para entrar…
El día 11 cuando llegamos a Copenhague fuimos a la feria del Triatlón y recogí el dorsal. Todavía no había mucho ambiente, pero a los voluntarios que atendían se les veía muy entregados. Durante este día y el siguiente, jarreó sin parar ni un minuto. Estuvo más de 48 horas sin parar de jarrear. No era sirimiri no, era el diluvio universal. Yo pensaba: “cómo coño les he traído a estas 3 pobres hasta Copenhague para esto!!” ¿Y la carrera?, bastante dura iba a ser, como para encima pasar tantas horas bajo el diluvio universal. Pregunté al recoger el dorsal y me dijeron que parecía que para el domingo mejoraba. Pues mucho tenía que mejorar, porque estaba todo encharcado, frio, viento,…
El día 13, víspera del Ironman, aunque el día amaneció nublado, por lo menos no llovía. Ese día había apuntado a Andrea e Irati al triatlón junior. Al final Andrea no se animó, pero Irati que es un crack participó. Tiene 8 años y para su edad tenían que nadar 50 metros, 1 km de bici y 500 metros corriendo. Cogimos las bicis desde donde teníamos la autocaravana y nos fuimos al lugar donde se celebraba la prueba (que era el mismo donde al día siguiente nadábamos los mayores), a unos 10 kilómetros.

Aluciné con la alegría e ilusión que tenía la peque. Una hora antes ya quería ponerse en bañador (había unos 13-14 grados), quería meterse al agua ya, se puso en la natación la primera,… y todo el rato con la sonrisa de oreja a oreja. El resto de los chavales, el 99% daneses, con un carácter más nórdico y serio, le miraban como las vacas al tren. Saltaba, estiraba, reía,… Daba gusto verle. Yo le comparaba con los mayores: siempre nervios, tensión en la salida, revisar el material,…Sin embargo ésta, ¡se lo estaba pasando genial! ¡Había ido a divertirse! Así que terminó la prueba, le dieron su camiseta de finisher y su medalla y estaba feliz.

Después del triatlón junior, yo me fui a preparar los bártulos porque por la tarde tenía que llevar la bici, y ya necesitaba estar solo. Este día quería descansar lo máximo, pero entre ir por la mañana al triatlón junior, volver, e ir por la tarde otra vez a llevar la bici, me metí 30 kilómetros que me empezaban a poner nervioso…
Y por fin llego el día de la carrera. Los profesionales salían a las 7 de la mañana y luego había salidas por grupos cada 10 minutos. Yo salía a las 7:55 en el último grupo (sólo tenía por detrás a los relevos) y pensé: “la madre que me parió, con 42 tacos y ya estoy en el grupo de los abueletes”. Luego me di cuenta que nos habían mezclado y no eran grupos por edad, así que me tocó en el último por sorteo. Esto me permitió dormir un poco más, aunque dormí fatal. Creo que dormiría un par de horas.
Me levanté a las 5:30, ya que había pedido un taxi junto con el de la autocaravana de al lado (un inglés que también participaba) para las 6:15. Llegamos a la zona de boxes con tiempo de sobra para ver la salida de los profesionales, dar una vuelta, volver a revisar el material por enésima vez, ir al baño,…
El día salió fresquito (unos 14 grados) pero por lo menos no llovía, aunque para última hora de la tarde anunciaba lluvia.
A las 7:30 cerraban los boxes, así que me puse el neopreno y me dirigí a la zona de salida. La natación se desarrollaba en un canal artificial que han hecho paralelo al mar, con unas playas artificiales y con 3 puentes a lo largo del recorrido que estaban llenos de gente animando. Me situé de los últimos del grupo y dieron la salida. No había tocado antes el agua, pero habían dicho que estaría sobre los 20 grados. “¡Joder, estaba helada!” Yo creo que no pasaba de 15 o 16 grados. Lo primero que me acordé fue de Irati que el día anterior se había metido en bikini toda sonriente. ¡Qué tía!
El circuito de 3.800 metros era a una vuelta, y sin más, era cuestión de que fueran pasando las boyas y los minutos. Cuando salí del agua el crono marcaba 1h 14 m, más o menos el tiempo que esperaba. Cogí mi bolsa con los trastos de la bici, me cambié en las carpas que habían habilitado para ello y antes de ir a por la bici, hice mi primera parada. Después de más de una hora nadando, con el agua “fresca” y el neopreno apretando, tenía necesidad de “vaciar”.
Una vez en la bici, el recorrido eran 2 vueltas de 90 km, saliendo por el centro de Copenhague y luego dirección al norte por una zona más rural. La ida era llana con el viento a favor. Miraba el cuentakilómetros y 35, 37, 34, 38 km/h. Este no era mi ritmo, pero iba bien. Luego comprobé que el viento me había ayudado. La vuelta era con el viento en contra y continuos toboganes. Esto hizo que la media bajara y se aproximara más a lo que yo esperaba. Durante todo el recorrido iba bebiendo y comiendo geles y barritas como lo había hecho durante los entrenamientos. No tuve necesidad de parar durante los 180 km, así que después de 6 horas en la bici a una media de 30 km/h, llegué a la T2. Aquí ya me estaban esperando mis chicas. ¡¡Eran las que más ruido hacían de todo Copenhague!!
Hasta ese momento, todo estaba saliendo según había planeado (con todo lo que uno puede planear en una prueba de estas y más con mi nula experiencia).
La segunda transición la hice bastante rápido, cambio de zapatillas y a correr. El maratón eran 4 vueltas de 10’5 km cada una, con mucho público, ya que se desarrollaba por el mismo centro de Copenhague. Me encontraba bien, con fuerzas y yendo a mi ritmo veía que esto estaba hecho. Pero la gran incógnita era el maratón. Sabía que podía nadar entre 1h:10m y 1h:20m, que podía hacer los 180 km en 6 horas aproximadamente, pero no tenía ni idea de qué pasaría en el maratón: 4h30m, 5h,…? En Berlín terminé en 3h 31m, pero después de 8 horas, no sabía cómo iba a responder.

De piernas iba bien, de espalda iba bien, pero ya desde el kilómetro 2 comienzo a tener unos retorcijones en el estómago, que me hacen pensar que esto iba a ser muy largo. Al paso de la primera vuelta Ana me pregunta que qué tal voy. Le contesto que de piernas bien, pero que ya había parado 3 veces a “vaciar”… En una de ellas pensaba que no llegaba. Había avituallamientos (con aseos) cada 2 kilómetros, pero fue tal el “apretón” que tuve que saltar una valla y parar en unos aseos que habían instalado para el público, colándome lógicamente entre las más de 20 mujeres que hacían cola y sus sonrisas…

En la segunda vuelta tuve que parar 2 veces más, en la tercera otra, y ya por fin la última la hice sin paradas.
La llegada fue espectacular, con mis hijas esperándome 200 metros antes de la meta y entrando conmigo superfelices. Durante todo el recorrido, tanto ellas como Ana, me habían estado animando a tope, incluso muchos tramos se ponían a mi lado acompañándome unos metros.
Realmente no se qué me pasó. Había entrenado con la misma alimentación y bebida. Creo que el corte de digestión se debió a que igual en la bici me enfrié. Hacia fresco y la mayoría de triatletas optó por llevar un maillot de manga larga encima del tritraje y yo también. Pienso que al llevar el tritraje mojado, me enfrié y aunque en la bici no lo noté, en cuanto empecé a correr lo pasé mal. Al final fueron 6 paradas (algunas tuve que hacer cola en los aseos, ya que por lo visto no era el único con el mismo problema) y un tiempo de 4h 23 m en el maratón. Un objetivo que me había marcado en el maratón era el de no andar, y lo conseguí. Hice toda la prueba corriendo, salvo las 6 paradas que me vi obligado a realizar.
Mi objetivo inicial era terminar la prueba, pero siempre piensas en un tiempo. Yo pensaba que hacerlo entre 12h30m y 13 h estaría muy bien, pero me enfrentaba a un nuevo reto y no sabía cómo iba a responder. Al final, después de las 6 paradas obligatorias que tuve que realizar, terminé en 11h 50 m, así que feliz y satisfecho. De los 2.000 inscritos, terminamos 1.355 y acabé en el puesto 950.
Cuando llegué a la meta, y después de colgarme mi camiseta de finisher y mi medalla, continué hasta la zona que habían habilitado para cambiarse, comer algo, etc.    No tenía hambre, pero me pedí un plato de pasta. Me metí el primer bocado a la boca e increíble!! Era como si masticara cartón!! Lo tuve que echar y me cogí un pastelito de chocolate. Repetí la jugada, y lo mismo!! Estaba masticando cartón!! Era una sensación que no había experimentado nunca. Los macarrones y el pastelito de chocolate eran como cartón. Me imagino que esto era consecuencia de haber llevado el cuerpo al límite. Sólo pude beber agua hasta pasadas unas horas.

 

En cuanto salí de la zona reservada a los participantes, fui a buscar a las chicas y me acompañaron a por la bici. Increíble cómo estaban de radiantes a pesar de la lluvia que ya caía. Me veían cojear y me miraban preocupadas. Se encargaron de encontrar mi bici en boxes, de llevarla, recoger mis bolsas, querían que me apoyara en sus hombros, ¡querían hacerlo todo ellas!! Aita tú tranquilo,…

Los días previos a la prueba, preocupadas porque me pasara algo, me decían: “aita si te cansas te retiras, eh?” Yo les contestaba, “que sí tranquilas”. Pero por dentro pensaba, “si vosotras supierais lo que me voy a cansar,… y después de tanto entrenar y sacrificarme, ¿cómo me voy a retirar?”, pero… “sí, sí, no os preocupéis que si me canso me retiro…”

En cuanto a la recuperación, no he tenido muchas agujetas los días posteriores, pero desde que llegué a la meta y hasta pasada una semana he tenido una molestia (tirón?, desgarro?...) debajo del gemelo izquierdo que me ha hecho cojear. Por lo demás, he recuperado muy bien.

Cuando preparas una prueba de estas, piensas que si algún día entras en la meta de un Ironman, las sensaciones tienen que ser la leche; tu familia, el público, el reto que acabas de lograr después de muchas horas de madrugones, sacrificio,… Y realmente lo son. Son sensaciones alucinantes, pero en mi caso no han sido las que yo pensaba. No quiero decir que hayan sido ni mejores, ni peores, pero después de casi 12 horas, llegas a la meta agotado y el cansancio que acumulas hace que veas todo diferente (quizá como cuando estas algo chispa después de unas cervezas…), estás un poco ido, no tenía voz,...

Lo mejor de todo ha sido el apoyo de mi familia y cómo ellas han vivido en primera persona esto. Lo peor, cuando me preguntan, no ha sido ni la natación, ni el maratón, ni el dolor. Para mí lo peor ha sido el corte de digestión (o lo que haya sido) que tuve, que en ocasiones me hacía pensar que igual no llegaba por esto. Aunque también el hecho de pensar en mi estómago hizo que no pudiera pensar en el dolor de piernas o en lo cansado que iba. No lo sé.
Así que después de 10 meses desde que descubrí el triatlón, de haber realizado un olímpico y 3 medios Ironman, he prometido a mi familia que este era el primer y único Ironman que iba a hacer. No porque no me haya gustado, que lo ha hecho, sino porque el reto ya está conseguido y porque seguiré practicando este deporte en pruebas de menor distancia que requieran menos sacrificio personal y familiar.
Cuando me embarqué en esta aventura, no tenía en mi entorno a nadie que hubiera experimentado un Ironman, así que tuve que “organizarme” yo sólo. No puedo dar consejos a nadie, pero si alguien se está planteando un reto de estos y tiene curiosidad por algún otro dato, o puedo ayudarle en algo, o compartir lo que yo he experimentado, estaré encantado de hacerlo.
Un saludo a todos y hasta la próxima crónica!!
Josu
 

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